En el
libro “El árbol del conocimiento”, Humberto Maturana y Francisco Varela, (1984),
relatan la importancia de conocer nuestros orígenes, como seres que comienzan
una evolución desde lo cósmico, pasando por lo celular, la organización de lo
metacelular y dominios conductuales, la clausura operacional del sistema
nervioso y los dominios lingüísticos y el lenguaje, y como todo esto lleva al
individuo a formar parte de la sociedad. Al igual que Edgar Morín en el
capítulo III “Enseñar la condición humana”, estos autores afirman que el individuo
es y se forma desde el universo y que su constante organización ha generado su
evolución a un ser social a través del lenguaje. Es así como llegan a la
conclusión de que “los fenómenos sociales fundamentados en un acoplamiento
lingüístico dan origen al lenguaje, y cómo el lenguaje desde nuestra
experiencia cotidiana del conocer en él, nos permite generar la explicación de
su origen. El comienzo es el final”.
Con el título el “Conocimiento del
Conocimiento Obliga”, Maturana y Varela hacen referencia a la importancia de
tomar una actitud de vigilancia contra las certezas, reconociendo que las
certidumbres no son prueba de verdad. Es así como en el texto de Morín hace referencia a que el hombre se ha
instalado en la seguridad de las teorías sin tener la capacidad de acoger las
nuevas propuestas que crean posibilidades de nuevos conocimientos.
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